La depresión es una de las patologías o sentimientos
más dañinos que existe. De forma silenciosa y paulatina va adueñándose de la
persona, eliminándole primero las ganas de divertirse, quitándole después el
sabor a las cosas que anteriormente se disfrutaban y terminando por erradicarle
el sentido a la vida hasta el punto en que muchos piensan en el suicido al no
encontrar otra solución factible.
Salir del hoyo profundo de la depresión no es
sencillo, por eso es totalmente recomendable estar alertas y combatir la
depresión apenas se presenta. Para reconocer los principales síntomas de la
depresión pueden revisar el artículo: “Los síntomas depresivos”.
Pero… ¿qué hacer cuando la depresión se intenta
adueñar de nuestros deseos?
Antes de todo debemos considerar buscar de la Excelencia
divina que es Dios y buscar Su refugio pues, El es nuestro medico por
excelencia. Venid a mi los que están cansados y atribulados que Yo los haré
descansar. Mateo 11:38 Luego podremos disponer de estos pasos para tener una
vida en paz y abundancia.
1.
Aumenta la actividad física. Cuando nos deprimimos nuestros
movimientos se hacen más lentos, hablamos con mayor lentitud y es como si
nuestra vida pasara en cámara lenta. Estos movimientos corporales son
registrados por el cerebro que no hace sino reforzar la depresión. Así, hacer
actividad física puede ayudar a romper este círculo vicioso.
Cuando nos ejercitamos físicamente nos sentimos
tonificados, más alertas y enérgicos lo cual contribuirá a eliminar esa
sensación de estancamiento e inmovilidad que viene aparejada a la depresión.
No importa si la cantidad de ejercicios que podemos
hacer es poca, lo importante es la activación y el esfuerzo que demanda la
actividad física en sí.
2.
Socializa. La depresión tiende a aislarnos, no nos interesa
conversar con nadie ni de nada. Sin embargo, cuando la depresión ronda, la
soledad es muy mala compañera. Así, salir a dar un paseo, encontrar al amigo
con el cual hace semanas o meses que no conversas o conocer a nuevas personas
es una actividad que siempre mejorará nuestro estado de ánimo.
3.
Evita los temas que te deprimen. Muchas personas
hablan continuamente de los temas que le han conducido a la depresión, es algo
perfectamente normal ya que es una cosa que se convierte en su principal motivo
de preocupación. Comunicar lo que uno siente es positivo pero no existe forma
de salir de la depresión si nos pasamos todo el día abordando temas
tensionantes y deprimentes. Así, establece límites en tu conversación e intenta
sacar a colación temáticas que te resulten atractivas, motivantes y alegres. Inicialmente
puede ser que no percibas el efecto pero poco a poco puede que incluso te
encuentres sonriendo y hayas dejado a un lado las preocupaciones.
4.
Toma el sol. Estar encerrado en casa no puede sino
producir un humor negativo. La razón por la cual es imprescindible tomar sol es
muy sencilla: los rayos ultravioletas aumentan la producción de la serotonina,
un neurotransmisor relacionado con la sensación de bienestar que puede
contrarrestar los efectos de la depresión.
5.
Busca un hobby. En muchas ocasiones sentimos una
pasión por algo que nunca hemos llevado a la práctica. Nada mejor para
desarrollar ese hobby para combatir la depresión. Mantener la mente activa,
pensando y planificando tareas que producen placer, es una excelente medicina
contra la depresión.
6.
Vive la música. Usualmente a mi me basta con escuchar
algún disco de música y la depresión se desvanece. Date el tiempo para vivir y
disfrutar verdaderamente las notas musicales. Los efectos terapéuticos de la
música son muy conocidos y es una de las terapias preferidas para manejar la
depresión y la ansiedad. (Si deseas saber qué música es ideal para combatir la
depresión puedes leer el artículo: “Musicoterapia”).
7.
Decídete a vencer la depresión. Si hacemos todo esto
asumiendo los consejos como: “ideas positivas
que no funcionarán en mi caso”, entonces su eficacia se verá
drásticamente disminuida. La depresión es algo contra lo cual se puede luchar
conscientemente, un sentimiento al cual se le puede decir “no”. Ser feliz es
una opción pero es también nuestro deber.
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